los querubines tallados en los retablos. No temas pasar por pobre de espíritu, adopta un aire risueño y bobo: encandila por ejemplo a las criaturas dejando correr sobre la manga de tu gabardina un inofensivo ratoncillo adiestrado. Tus citas se realizarán siempre a la vista de todos: ningún lugar mejor que el espacio público para disimular y proteger tus actividades. Elige un café muy concurrido o, mejor aún, uno de los asientos centrales de un cine porno y, mientras los espectadores