, pero con una gracia y habilidad muy sutiles, pues que, en su perfecto derecho y con toda razón, los hombres no gustan de ejercitarse en tácticas defensivas y están, por los siglos de los siglos, acostumbrados a iniciar el ataque.. Me parece más sencillo que intentes, discreta y femenina, hacerle tropezar con tus ojos. El presagio de comunicación que se fraguaba en la etapa de las miradas permitía un mayor margen de inventiva y libertad, precisamente