aquella aragonesa brava y desmelenada que aparecía en todos los grabados de los libros de texto arengando a los soldados y empuñando el cañón, con las ropas hechas trizas: La verdadera misión de la mujer es crear hombres valerosos. Saber infundir en los hombres este valor que ellas ni poseen ni deben poseer ... Los cañonazos de Agustina de Aragón es casi seguro que se perdieron inútilmente... Ella sin embargo -añadía un poco más abajo- fue el ejemplo vivo del deber de todos