creyó descubrir que Arruti no la condenaba y le preguntó: --¿No estás en contra de la huelga porque pensás que de una revolución va a salir un gobierno mejor que el de ahora? --No estoy loco, che --replicó Arruti--. Todos los gobiernos son malos, pero a un mal gobierno de enemigos prefiero un mal gobierno de amigos. --¿El que tenemos es de enemigos? --Digamos que es de tu gente, no de la mía.