embargo, no dilucida qué entiende por «representado» en este caso, lo que confunde las cosas, porque también emplea las expresiones «representación fonológica», «representación semántica», «representación mental» y similares. Y nunca afirma explícitamente que pensamos y hablamos con el cerebro (antes que con la mente). Todo lo que dice es que la neurociencia no sabe casi nada acerca de todo esto, de modo que nos vemos obligados a seguir empleando formulaciones «abstractas