, como si quisiera justificar con ellas la brusca separación al borde del río. Tras oír la pregunta de Adriana referente a la carta, Jano volvió automáticamente la cabeza hacia Betina y vio que ahora los dos ojos azules de la muchacha albergaban la reserva y la desconfianza. ¿Se había quizá sentido ofendida por la alusión de Adriana a aquella carta, aquella carta a ella? Jano comprendió entonces con suma claridad que eran celos, unos hondos e inexplicables celos, los que Betina