Un estado de cosas injusto. Ni los Estados Unidos ni Europa Occidental han sido capaces de diseñar una política viable en los países de la periferia. Les ha faltado no sólo imaginación política sino sensibilidad y generosidad. La Unión Soviética se enfrenta a una situación muy distinta. No es vista como heredera del imperialismo europeo en Asia y Africa; tampoco ha intervenido en América Latina, salvo en los últimos tiempos y no directamente sino a través de Cuba. Me refiero a Nicaragua y