donde le repite una vez más sus instrucciones: -Ya sabe, padre, a la salida tome un taxi en la misma puerta para volver a casa. El padre escucha atento, pero su sonrisa se hace desdeñosa cuando Renato se aleja. «A estos muchachos de ahora me hubiera gustado verles durante la guerra, huyendo de los tedescos por una ciudad desconocida... ¡Tomar un taxi: en eso estoy pensando! ¡Lo menos diez mil liras! » La señora