protegiendole contra todo peligro en la nueva posición avanzada. La piedra erguida es misterio y clamor silencioso. Dos figuras humanas en estado naciente, en estado muriente. No acabadas de crear por el cincel: por eso mismo siguen ellas creando. El desnudo viril desfallece, la mujer en su manto le sostiene. Con brazos amorosos, con rostro desesperado... ¡Cómo la comprende Hortensia, enfrentada a esa talla por su hombre! - ¡ Ahí están; mira mis guerreros!