jefe del laboratorio! ¡ Tú mismo lo esperabas! --... --¡Negarme esa plaza a mí, con mi Premio Extraordinario! ¡A la hija del Senador Colomini, además! ¡Si el pobre papá viviera, le costaría el cargo a más de cuatro! Pero, claro, me ven sola... Porque tú, nada, ¡y tu padre...! Se oye una risita. Después, una sola palabra, pero escupida como veneno: