logró reprimir un gemido de espanto. ¡Era el periódico! ¡Su periódico! ¿Cómo había podido llegar a manos de aquellos dos policías? ¿Qué significaba todo aquello? Fue ésa la única ocasión en que el abuelo le pegó. Hecho una fiera entró en la habitación y le dio una bofetada que le derribó llorando contra la almohada. La furia le obligaba a jadear y a repetir un buen castigo es lo que tú necesitas, niño consentido.