cara rosada, el pelo rubio, la raya al medio. «Señor», dijo, «soy su yerno» (en francés, beaufils). Herrera comentó que el Hotel de París le parecía agradable y poco después los invitó al Park a almorzar. Con inesperada firmeza, casi con irritación, replicó Poyaré que en Francia ellos eran dueños de casa y que «siempre y cuando la inferior categoría del hotel no importara un sacrificio muy grande», almorzarían en el