Me pregunté: «Si nos vamos y no digo nada ¿lo abandono?, pero si digo ¿lo delato? Y, peor todavía ¿me expongo a que algún turista comente que Brescia y yo no participamos en el paseo por el parque?» Mientras en mi cavilación alternaba escrúpulos y temores contradictorios, emprendimos el regreso. Antes de llegar al límite de los dos sectores, me dije: «Seguramente a la entrada nos contaron y ahora descubrirán que falta uno.