los últimos años y que recuerda extrañamente a la del Estado ateniense en su disputa con Esparta. Para vencer a sus enemigos, los Estados Unidos tienen primero que vencerse a sí mismos: regresar a sus orígenes. Pero no para repetirlos sino para rectificarlos: el otro y los otros --las minorías del interior tanto como los pueblos y naciones marginales del exterior-- existen. No sólo somos la mayoría de la especie sino que cada sociedad marginal, por más pobre que