teocrática de la política. A su vez cada uno de los gobiernos satélites postula una versión de la doctrina que es igualmente canónica y universal... dentro de sus fronteras. La doctrina, como la imagen en un espejo roto, se multiplica y cada fragmento se ostenta como la versión original, única y auténtica. La universalidad está siempre en peligro de identificarse con esta o aquella versión nacional. Moscú ha logrado impedir, hasta cierto punto, la proliferación de las versiones herejes