pone los pantalones, se echa encima su manta y, ya como de costumbre, avanza sigiloso por el pasillo. Llega hasta la cuna sin un ruido: por algo se encargaba en la partida de las descubiertas más difíciles. Se inclina sobre la carita: ese blanco imán que pone luna llena en todas sus noches. «Debería yo estar enfadado, Brunettino, por fijarte más en esa tontería alemana del árbol... Pero ¡ me alegraste tanto con la pandereta!,
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INCLINARI - Modificar la posición vertical u horizontal de un objeto