, saboreando el agua cálida y transparente belleza que se vuelve puro tópico cuando se la describe, eterna cuestión de las tarjetas postales. Hay dos veleros en el horizonte, de Saint-Pierre sale una lancha con una esquiadora náutica que meritoriamente se repone de cada caída, que son muchas. Al anochecer --hemos vuelto a la playa después de la siesta, el día declina entre grandes nubes blancas- nos decimos que esta navidad responderá perfectamente a nuestro deseo: soledad, seguridad de que