», se dijo. Si en ese momento callaba, se portaría como un hipócrita. Con gritos roncos y destemplados empezó un interrogatorio. La muchacha no negó nada. Al otro día, cuando él estaba por salir, Viviana le preguntó si no la quería más. Como ella había sido muy franca, Olinden escrupulosamente dijo lo que sentía. --Sigo queriendote. --¿Vas a perdonarme alguna vez? --Creo que sí, pero... --Pero ¿qué