que cuando nos casamos mi familia nos dio una fortuna... La respuesta barrió de golpe toda la confusa incomodidad de Julián. III --No puede ser. Mis padres no harían una cosa así... --dijo David. Con la mano movía un junco dentro del agua. Levantaba burbujas, remolinos diminutos en el remanso del río. Una libélula quedó prendida en el junco y David observó la transparencia de sus alas húmedas. El cuerpo era muy delgado y los finos tallos de las