sonrisa de adhesión en la doctora Rossi y oír al profesor recordarle al ex seminarista que no están en clase de Teología, sino recogiendo creencias populares, sobre las cuales el señor Roncone es autoridad testimonial. De modo que el viejo regresa a su casa tan satisfecho, en el coche de Valerio, aunque pensando lo mismo que al empezar la sesión: «Son como niños pero, vaya, viven bien del cuento.»