ventana abierta entraba al cuarto un aire sofocante de aromas silvestres, tomillo, jara, albahaca. Desde los montes cercanos, los olores subían por las calles estrechas hasta el corazón de la ciudad. David percibió el ardor del verano anticipado golpeandole las sienes. Los libros se amontonaban sobre la mesa, y era inútil intentar evitarlos, dejarlos para más tarde. No había «más tarde» porque los exámenes estaban encima. Con decisión abrió el texto de Historia.
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GOLPEAR.4b - (Fig.) Causar [el frío, el calor, o algo similar] malestar o una sensación desagradable [a alguien]