inocente! Te veo arrodillado a mis pies, masturbándote con una mano y enjugando con la otra, antes de deslizar la lengua, el charquito aún caliente de mi pipí. Yo te daré a oler mis braguitas sucias y mientras te corres y viertes tu leche sobre mis botines de piel de antílope castigaré tu impudor y osadía con el rigor y severidad que merecen. Te esperaré en casa el próximo miércoles por la tarde a las cuatro en punto. Mis padres van a