al otro ser, difícil y exigente y muchas veces cruel, que es el amado. Dejemos los delirios. Lo importante es que he tenido noticias frescas, recientes, de Julián. Me he sentido sacudida por la nostalgia; he regresado al dolor de saber a Julián en su bar de la isla, mirando hacia la puerta a la espera de una sombra que llene el vacío del umbral. La música francesa que suena en su guarida es la misma que oíamos en la