mientras mi suegro vociferaba: « ¡ Traidora, espía, ahora vas a ver! », y yo, del susto, no acertaba a meter la llave en la cerradura... « ¡ Socorro, que me violan! », gritaba ella en alemán... Por fin abrí, la chica estaba en la misma puerta, toda histérica, una bota puesta y la otra en la mano, y enfrente mi suegro chillando furibundo... La muchacha se me abrazó frenética y me explicó