sale de su alcoba hasta mucho después, pasando en bata a encerrarse en el cuarto de baño. Deshacer la maleta les ha llevado a los dos todo ese tiempo. -Hoy está usted enfadado, no me lo niegue -afirma la señora Maddalena, con incitadora sonrisa. El viejo lo reconoce, refunfuñando. Más bien está dolido; se siente traicionado un poco por el niño, a quien le atrae más el árbol de Noel que el pesebre. -Es natural