-- destinado a Roccasera cuando murió el bueno de don Piero. Los chicos no le entendían, claro; si bien tampoco les importaban mucho los cuentos sobre viejos reyes o sobre países a donde no se va; pero las cuentas sí conviene saberlas bien, para no ser engañado por el amo o en las ferias. Menos mal que cuando los chicos hacían alguna barbaridad -y en urdirlas descollaba el viejo, cuando en invierno podía ir a la escuela- el nuevo