sela. ¿De qué te vestirías tú?" "¿Yo? --dije desconcertada--. Creo que de bruja." "No necesitarías cambiar mucho --dijo riendo--. Creo que ya lo eres." Poco después me marché y cuando llegué a tu casa, tía Delia me estaba esperando. Cada día salíamos por las tardes a recorrer la ciudad. Hablaba sin pausas y jamás te mencionaba. Al principio pensé que deseaba distraerme, sacarme de