ayer, ¡Vivan resueltamente en el mañana! VERLO PARA CREERLO En las pausas que siguen o preceden a sus tareas de copista, recopilador, corresponsal anónimo o autor chapucero de fantasías científicas, el atrabiliario vecino de la Rue Poissonnière, abandonando su melancólica observación de las palomas en el alero gris del tejado, el domo verde mazapán de la Opera o sus manos descoloridas y enjutas -temeroso de detectar, contra toda lógica, los síntomas anunciadores de una abominable verruga-, revuelve