hijos. Observalos, ayudalos... No sé qué decirte. Pero no me escribas. Ése puede ser el comienzo de la verdadera lucidez. Un beso, Annick. II Le estallaba la cabeza. Una náusea infinita le revolvía el estómago. «Me doy asco a mí mismo; yo soy mi propia náusea», pensó. Quería seguir hablando, explicando cómo había sido su amistad con David. Insistentemente se repetía: «Ella tiene que saberlo, ella
JOV:176.19
REVOLVER.4 - Alterar el funcionamiento del aparato digestivo [a alguien]