gritar: «¡Agus tiene una peca peluda en el culo! ¡Agus tiene una peca peluda en el culo!». Le persiguió por la habitación y, cuando le hubo alcanzado le bajó el pantalón y el calzoncillo y aplastó un pastel de nata en su trasero. Agus lloraba y Germán miró a Miguel para ver si reía. Pero Miguel estaba muy serio ordenando sus billetes del Palé. Germán tiró de los pantalones de Agus hasta quitárselos (¡mira, mira