su madera y en su adobe; hasta en sus piedras, porque son de la misma montaña en que están. Y como están vivas, hablan, lo charlan todo; más aún de noche, como las viejas que no pueden dormir. »¿Te extraña? ¡Ya lo verás, niño mío! Yo de chiquillo no entendía su habla, ¡ era tan distinta de los ruidos montunos, arriba con el ganado! Las casas tan huecas me asustaban y yo me
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DORMIR.1 - (Hacer) Entrar en un estado de reposo y suspensión de la conciencia