su respuesta era una mezcla de rebeldía y asentimiento. Ahora, cuando el pitido del tren anunciaba la partida y los vagones empezaban a agitarse pesadamente, un nuevo sentimiento, desconocido, le trastornó. El padre los abandonaba, se alejaba de ellos. Por vez primera la geometría familiar se deshacía y ellos quedaban desfondados sin la base del triángulo, reducidos los dos a un simple ángulo, «dos rectas convergentes en un punto», se recitó David. La imagen