las con suavidad arriba y abajo, para pedir a todos calma. «Déjenla --dijo--, déjenla llorar, está llevando tan bien su análisis...» Los compañeros volvieron a sus risas y sus copas, y yo me fui alejando de los dos mientras ella gritaba cosas que yo era incapaz de comprender, frases cortas, palabras sincopadas, sonidos, murmullos. Él la tenía sujeta por los brazos y le hablaba en voz baja, y poco a poco la fue