no ha visto nunca la violencia de un águila despedazando una liebre a picotazos. «O quizás el tío aquel, Permeteo o un nombre así, fuese un tipo muy duro de aquellos tiempos, pues su castigo era por haberles robado a los dioses el fuego, nada menos... ¡ Los dioses de entonces! ¡ Aquéllos sí que eran dioses y no éste de los curas, que no se le ve la enjundia por ningún lado! ¡ Cómo se aprovechaban de ser
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ROBAR - Quitar. Hacerse con un bien ajeno apropiándose de él.