tienen oídos y no oyen», o algo así... Eso les pasa a mi nuera y a usted... ¡Y a tanta gente como las dos, médicos o no médicos! Anunziata se desconcierta. Al fin, contesta, recalcando el tratamiento irónicamente: -Con usted no se puede, zío Roncone. Se retira muy en digna vencedora. El niño, entre tanto, ha volcado una caja a su alcance y se concentra en los juguetes así desparramados: