Texto contextualizado: |
y Genoveva le había dicho, quizá llevada sólo por la inercia del momento: --Quédate a cenar. Y él había aceptado espontáneamente, con el absurdo intento de afirmar ante los chicos su pertenencia al mundo del padre, de reclamar su papel de amigo viejo, amigo inseparable, amigo desconsolado. Ahora estaba inquieto y desazonado, arrepentido de haberse quedado. Una densa tristeza se vertía sobre la mesa, descendía sobre los platos llenos, las copas transparentes, los cubiertos |
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