hotel, y faltaban aún seis horas para la cita con los secuestradores. Si hubiera estado en Barcelona habría sabido dónde ir o qué hacer con mi tiempo libre, pero en aquella ciudad desconocida me sentía solo y desamparado. Empecé a recorrer las calles sin rumbo ni norte, ocultandome en las sombras de los portales cada vez que me cruzaba con juerguistas, maleantes, serenos y otras criaturas de la noche. Algunos menesterosos dormían en los bancos públicos, pero no me atreví
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RECORRER - Atravesar un espacio por toda su extensión