encontrar la clave delicada del sabor, esperando el momento en que el líquido instalado en el centro previsto irradiase sus efectos por todo el cuerpo. Julián levantó su vaso, lo elevó hasta la altura del chico en un brindis silencioso que creaba entre ellos un vínculo de amistad. Genoveva se sirvió una segunda taza de té. --¿Tú vives solo? --preguntó. Y Julián dedujo que la pregunta había sido inspirada por la imagen del hijo buscando en él la sombra del