Los que se acercan al tren lo miran en silencio; sólo gritan las vendedoras que en los últimos vagones ofrecen sus tortas de queso de puerco, sus muéganos, sus charamuscas, su agua fresca que ya el sol ha entibiado. Dentro de poco arrancarán de subida: "Anda Prieta, dale duro, no te me rajes que es el último jalón". Cerca de la máquina, un pasajero de traje ajado le dice a otro acabadito de despertar: --Esto