losmelo guerra y las tropas regresando enlodadas arrastrando sus haberes y la muerte de Apollinaire irreconocible y con la cabeza vendada, una esquirla en el cráneo, todo te había asqueado. Era hora de irte. Lo único que quizá te hubiera retenido era tu hijo y él yacía bajo la nieve. Yo hubiera zarpado contigo, pero no había dinero más que para un solo boleto. Ya no recibía mi pensión de San Petersburgo; todo lo interrumpió la guerra; en