cantaban una canción, a coro. Los últimos transportaban... --¿Qué? --preguntamos el profesor y yo al ver que se resistía a decírnoslo. --Un ataúd. O así me lo pareció. Iba yo a proponer que regresáramos a la taberna y dejáramos para mejor ocasión nuestra empresa, cuando el viejo historiador lanzó una carcajada y dijo: --Apreciada señorita Trash, no se deje influir por el ambiente. Lo que usted ha visto no tiene nada de