se; cómo en la citada urbe otro por mí había sido víctima de un asesinato tanto más incalificable cuanto que estar aquélla en los brazos de Morfeo; cómo le había entregado a ella, Suzanna Trash, el maletín en la cafetería, regresado a Barcelona, rastreado la pista y encontrado merced a mi ingenio al malogrado Muscle Power y asistido, piadoso, a su triste tránsito; cómo había establecido inteligentemente la conexión entre el llorado difunto y la agencia teatral y entre esta última