un poco de aquello, que así probaremos de todo. Para beber yo quiero una botella de tinto de la casa; a la señorita me le traes un agua mineral sin gas, y a la carabina, una Pepsi-Cola. Se retiró sigiloso el chino deslizando una puerta corredera y dejandonos a los tres encerrados en el reservado y sin saber qué decir. Fue la Emilia la que rompió el silencio y lo hizo de un modo harto sorprendente. --Mire usted, señor