Seguí paralizada. --Como los caballerangos no los asean, así andan las bestias en el parque. ¿Para qué las pelan si el señor no se da cuenta? Hace meses que nadie los acicala. Son cinco los ponis y los cinco están igual. (Se acercó familiarmente, ansiosa de proseguir.) Yo siempre me he callado las cosas, pero con usted es distinto, usted inspira con... Agradecí que reiniciara su monólogo. La masa velluda se desplazaba a lo