más pagado de su propia identidad, más ensoberbecido y endiosado en su superioridad, el pueblo bíblico de Jacob-Israel, era también el que llevaba a su límite más bajo la inferioridad de la mujer. No es Dina misma la que es vengada y purificada mediante el degüello de todos los varones de la tribu de Hamor por las espadas de Simeón y de Leví, sino la estirpe de Jacob-Israel, profanada y manchada en su identidad, a través de Dina, por la simiente de