Abrió un cajón del tocador y me tendió un frasquito. --No están los tiempos para afeites --me dijo--. Sólo uso pintalabios. --¿Mercromina? --dije yo después de leer la etiqueta del frasquito. --Dura más, sale mejor de precio y si tienes una pupita, te la cura. Me apliqué a los labios el líquido carmesí y con las pestañas postizas que llevaba puestas Cándida me confeccioné un primoroso bigotito. Luego me engominé el pelo con la