. «Casi no cabe en la cama --pensó David--. Es muy largo.» Una perturbadora imagen de Javier muerto, Javier extendido en un ataúd, le acongojó. Recordó que nunca le había visto enfermo, y se tranquilizó a sí mismo evocando su furia en los deportes, su fama de goleador en los partidos de fútbol del colegio.