Texto contextualizado: |
El guarda seguía contando los estragos de bizantinos y otomanos mientras Marescu se apresuraba a tomar los primeros bocetos de cúpulas y ajimeces. Betina y Jano prefirieron volver a sumergirse en la grata penumbra del templo, sobre la que sin embargo flotaba una fantasmagórica legión de figuras. Dos ángeles de soberbio diseño y colorido parecían controlar con sus brazos y manos extendidos toda la dramática tensión que emanaba de las escenas de los frescos. Alas rosadas y pardas, turbulentas túnicas vinosas, diluidos |
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