gente sabía que Pancho Valverde era derecho, y sin embargo la asamblea quedó dividida. Ese fue uno de los grandes golpes en la vida sindical de Pancho pero nunca lo había comentado. A veces en la cantina rememoraba la asamblea y murmuraba: "No se vale, no se vale". Por ello los viejos respetan a Pancho y los jóvenes quieren ser vistos por él; hacer méritos frente a él. Igual le sucede al superintendente. Alejandro Díaz sabe que él no