los su inacabado poema. Probó a escribir algo, estimulado como se sentía por el encuentro con Betina a orillas del río, pero no pudo. Siempre que se enfrentaba con el papel en blanco sin el suficiente estado de ánimo, le sucedía lo mismo: el silencio más terrible, el vacío creador anulaban todos sus sentidos y se quedaba como paralizado. Aquella encendida pasión por la escritura que había llameado en su adolescencia no lograba fundirse con su vida cotidiana, con cuanto